Así como la historia de cómo nos conocimos nosotros, la historia de cómo conocimos y por qué paso a ser «El Forastero» es INCREÍBLE.
Cosa del destino que nos quiso cruzar, como nos gusta decir a nosotros.

Corría el año 2008, mes de febrero, los famosos 15 días de vacaciones nos encontraron de mochileros con ganas de recorrer Tucuman – Salta – Jujuy, el hermoso Norte Argentino.
Uno de los lugares que visitamos fue Tafi del Valle.

Llegamos de noche, armamos la carpa donde pudimos, comimos y nos fuimos a dormir. A la mañana siguiente pudimos apreciar donde estábamos, y también observamos un lindo camioncito cerca de donde habíamos armado la carpa. Como buen caradura, Ale se puso a hablar con el dueño, Marcelo, sobre las comodidades que deben representar viajar en una casa rodante.

Comentario va, comentario viene, nos invitan a conocer la casa rodante por dentro. Cristina, la mujer de Marcelo, todavía se acuerda del comentario que hizo Ale: «Con una como esta nos iríamos a recorrer América, ¿no amor?».
Ellos se fueron esa tarde a seguir su viaje. Nosotros nos quedamos un día más.

La historia continua cuando llegamos a Cafayate y entramos a unos de los tantos campings. Al fondo vimos a la casa rodante de Marcelo y Cristina… ¡qué coincidencia!

Nos reencontramos paseando por las calles de Cafayate y nos invitaron a comer para la cena. Muy linda cena con entrevista de una radio local incluida. Lamentablemente, como pasa muchas veces, una vez que volvimos a la rutina perdimos contacto con ellos.

Ahora viajemos al año 2011, mes de mayo, gestando este proyecto y buscando cómo y en qué viajar. Después de haber visto páginas con varias casa rodantes y motorhomes en venta terminamos en el foro de Rodanteando viendo post tras post. Hasta que en uno yo salté gritando:

-«¡Para! ¡Ese motorhome yo lo conozco!» 

-«No amor, capaz ya lo vimos en otra pagina» 

-«No amor, fijate si el que escribió el post se llama Marcelo y vive en Ramos Mejía, es el motorhome del matrimonio que conocimos en Tucuman».

Y si, era la publicación de Marcelo y el que estaba en venta era el motorhome que conocimos en Tafi del Valle.

De todas formas, no fue hasta octubre en donde volvimos a retomar contacto con ellos y en diciembre fuimos a tomar mate y reencontrarnos. Ahí fue donde les confesamos que queríamos comprarlo y cuál era el proyecto que teníamos en mente.

Si hasta acá les pareció todo muy sorprendente, no dejen de leer…

Salimos, ya era de noche, y yo le digo a Ale que espere y saco mi celular para sacar una foto. Al verme apuntando a la patente Ale me dice «¿Es para averiguar si tiene infracciones?«. ¡El mejor chiste de todos!

Y lo miro asombrada (pero no tanto) y le digo: «¿No te diste cuenta de la patente?»

V: Virginia
A: Alejandro
U: Por ahora decimos que es de Unidos
921 = 21/9 … aniversario de conocernos y fecha de partida.


Cuando fuimos a Navarro con Cristina y Marcelo, en un momento Marcelo nos dice «Chicos, ustedes tienen que ver otros motorhomes, otras casa rodantes antes de tomar la decisión de comprar»

Con Ale nos miramos cómplices y yo le dije: «Marce, si me conseguís otro motorhome con esta patente capaz que nos replanteamos comprarlo» y ahí le conté las «casualidades» de la patente.

Nos quedamos un rato en silencio y tomando mate cuando Marce de repente nos dice «les sumo una cosa más: 9 + 2 + 1= 12, por 2012 el año en que empiezan el viaje». 

Listo! Esto es destino y nada mas.

El forastero estaba predestinado para nosotros.

Mientras tratábamos de arreglar el cierre de la carpa, El Forastero nos miraba de reojo.

Y si, de las 988 fotos que sacamos en ese viaje alguna donde aparezca El Forastero íbamos a encontrar!

Primera historia de El Forastero

sábado, 11 de agosto de 2012

Primer Problema, Primera Enseñanza

Esta anécdota se remonta al 30 de abril de este año.
Iba a ser la primera vez que íbamos a sacar el motorhome de la casa de Carmen, manejarlo en la ciudad y llevarlo hasta nuestra casa (unas 30 cuadras de distancia).
Esto es lo que escribió Vir en el cuaderno:

«Llegamos a las 10:20hs a lo de Carmen. Luego de una charla sobre taladros Black and Decker con Cristian, fuimos al motorhome a mostrarle la mesa deslizable y otras modificaciones que habíamos hecho.
Al llegar el momento de encenderlo. Chan! No enciende.
Justo llega Carlos, primo de Cris, y dos amigos mas.
Todos sabían que el problema era la batería y conocían de camiones, porque «El Rebelde»* es eso, un camión!
Después de 45 minutos de tratar de sacar el asiento del conductor, de armar cables con puentes, de que Carlos nos preste su batería, puenteamos y costo, pero lo arrancamos!!!
Arranco a las 11:30hs!!
Aprendimos algo nuevo: la batería se descarga con el frió, y lo aconsejable es que lo encendamos una vez por semana durante el invierno.
Otro buen consejo nos dieron antes de salir: «apagalo y volvelo a encender para estar seguro que esta todo bien y que cargo la batería.»
Son las 11:50hs y mientras se cargaba la batería, los hombres hablaban de cómo llevar la moto atrás.
A las 12hs lo apagamos y volvimos a arrancar sin problemas.
12:10hs… aprendiendo a colocar el asiento del conductor.
A las 12:45hs salimos… SALIMOS!!!
A las 12:55hs cruzamos Av Alberdi… y a las 13:05 llegamos a casa, sanos y a salvo.»
* El primer nombre del motorhome, que se le ocurrió a Vir, fue «El Rebelde» por como nos identificamos con la canción de La Renga.
Luego discutimos sobre lo que podían pensar de nosotros si entrabamos a un pueblo con un camioncito que decía «El Rebelde» en la parte de adelante y a Ale se le ocurrió que el nombre fuera «El Forastero»:

«Se dice de la persona que viene de otro lugar.»  


Y nosotros siempre vamos a venir de otro lugar!!.
Después de 2 semanas, nos dimos cuenta que el problema no era el frío o las veces que lo encendíamos en la semana sino que la batería quería jubilarse y prefería no salir a viajar.
Ahora que cambiamos la batería, nos olvidamos del tema. Y Ale logro hacer que el asiento sea mas fácil de sacar y poner.

Primer problema, primera enseñanza:

«Todo pasa por algo y el momento en que sucede, es el que conviene.»

 

La batería nos podría haber dejado tirados en el medio de una ruta. Pero no, se quedó en la casa de Cris (donde el tenia cables para puentear) y justo cuando llegó Carlos con su auto para usar su batería.
Tampoco nos dejó cuando volvimos a llevarlo a la casa de Carmen. Nos avisó dos semanas después antes de querer sacarlo de nuevo a las calles.