Algo nos está frenando,
no nos deja viajar y seguir con nuestro sueño. Si muchos tienen miedo a viajar, nosotros tenemos miedo a no seguir viajando. Así que nos analizamos, desde el día que decidimos comenzar con este proyecto hasta hoy. Todo lo que nos sucedió, todo lo que cambiamos. Porque viajar te cambia, eso no hay duda.

La salida debería haber sido hace semanas, incluso meses. No estaba previsto que nuestra estadía en Buenos Aires fuera tan prolongada.

Desde diciembre estamos trabajando en dejar nuestro motor home en condiciones. No tiene que ver con lo estético, lo que nos importa es que sea funcional. Pero arreglamos una cosa, se rompen dos o encontramos tres nuevas para reparar. ¡Y no exagero!

No voy a aburrirlos describiendo todo lo que estuvimos haciendo porque ya contamos cómo decidimos que debíamos desmantelar el Forastero, como a pesar de las sorpresas fuimos encontrando la forma de avanzar y hacer las reformas que tanto habíamos imaginado.

¿Qué nos está frenando? El Forastero. Si, nuestra casa, nuestro hogar. Es triste decirlo, más aun sentirlo, pero es la verdad. Nosotros estamos preparados para salir desde el día siguiente al haber llegado, pero, dejando de lado lo que le pasó a Pioja y que nos hizo quedarnos en Buenos Aires, el motor home es lo que nos frena y nos frenó la mayoría de las veces.

Ahora vienen los planteos, los miedos, las dudas. Todo lo que no tuvimos antes de salir, o lo que la ansiedad por empezar esta nueva vida no nos hizo sentir, apareció. Nosotros queríamos probar qué era vivir viajando, qué es sentirse libre de conocer y hacer lo que a uno le gusta y le hace bien. El Forastero apareció como por arte de magia y nos hechizó. Pero buscábamos viajar, no comprar una casa.

si quieres cambio verdadero pues camina distinto

Y, si ya es un poco complicado salir a las rutas con un vehículo del año 1974, con todos los problemas que esto significa, nosotros nos sumamos los inconvenientes de viajar también con una casa. Lo que muchos ven como una comodidad, auto + hogar, para nosotros se convirtió en dificultades.

Dificultades para manejar, para estacionar, para circular, para arreglar los desperfectos, para llenar el tanque, para pagar el seguro. En fin, hoy aparecen todos los aspectos “no tan buenos” de viajar con un vehículo del tamaño y antigüedad del nuestro con el tipo de viaje que queremos realizar.

¿Qué hacemos? ¿Cómo debemos seguir? Porque eso lo tenemos muy claro… ¡Queremos seguir viajando! ¡Todavía nos falta mucho! América y luego el resto de las rutas del mundo.

[Tweet «Sigue tus sueños, ellos se saben el camino.»]

Y se prendió una luz. En verdad, es algo que Ale tenía en la mente hace mucho tiempo y que cada vez sonaba más y más fuerte. Tanto que me lo tuvo que contar. Y mi primera reacción fue la normal: negarme. ¿Por qué? Y porque a la mayoría nos cuesta el cambio.

Pero el insistió. Así como al comienzo de la relación me planteó lo de viajar y tuvo que esperar 4 años y medio a que yo me decidiera, tuvieron que pasar unos meses para que diga nuevamente: “si, acepto, vamos para adelante”.

Hace casi dos años compartimos lo que nos va sucediendo mientras viajamos cumpliendo el sueño de unir Buenos Aires – Ushuaia – Alaska, hoy les contamos que tomamos la decisión de cambiar de vehículo: no seguiremos con el Forastero.

 

¡CHICOS! ¿Pero cómo? ¿Están seguros? ¿En qué van a viajar?

Nosotros ya superamos la etapa de dejar al Forastero, por eso tardamos en contarlo. Y porque además teníamos que realmente saber si estábamos haciendo lo correcto o no, aunque al día de hoy todavía no lo sepamos.

Solo sabemos que nos aferrábamos al sueño de viajar en motorhome pero eso nos alejaba del sueño de viajar. Nos encontrábamos diciendo al otro que si quiere lograr resultados nuevos tiene que hacer cosas nuevas y nosotros queríamos viajar haciendo lo que veníamos haciendo y nos frenaba.

[Tweet «Si quieres cambio verdadero, pues camina distinto. (Calle 13)»]

¿En qué vamos a viajar? En la siguiente imagen esta la respuesta.

sigue tus sueños ellos se saben el camino

Fuente: Pinterest

Queremos agradecer a la decena de ciclo viajeros que son acompañados por sus perros y nos mostraron que Pioja y Pumba no son un problema para viajar de esta forma. También a todos aquellos que se fueron enteraron de esta nueva locura y que, de alguna manera u otra, nos apoyaron.

Seguro que ni se lo imaginaban.
¿Qué opinan?