Y pensar que en la escuela me hacían dibujarte con un triángulo marrón oscuro para identificarte en el mapa. Desde muy lejos veo tu figura y tu cima, ¡como para no verte! Tenes 3405 metros de altura.

Si te hubiera conocido de chica le hubiese discutido a la maestra la forma que tenias en mi mapa, pero lo entiendo, porque las sensaciones que producen tu presencia no son fáciles de describir.

A un kilómetro antes de llegar hay un mirador, como para ir entrando en calor y poder ver el Chaltén con el cerro Fitz Roy y todos los demás cerros detrás. El nombre del  pueblo proviene de la lengua tehuelche y significa «montaña humeante», no porque sea un volcán (como se consideraba en una época) sino porque, como pasa con las montañas de esta altura y mas, las nubes siempre tapan sus cimas. Gracias a que pasamos varios días en el lugar pudimos apreciarlo sin nubes con el sol dibujando en su pared, con luz de luna, con nubes blancas, con nubes negras.

Llegando a El Chalten

Llegando a El Chalten

«¡Que lindo debe ser vivir aca!» pensas con esta imagen de frente.

Luego de un recorrido breve por el pueblo, volvimos hasta el centro de informes del parque nacional. La verdad que merece una mención aparte lo bien presentado y explicado que esta todo. Nos recibió Pablo que lo primero que nos preguntó es si sabíamos que todo dentro del parque se hace caminando. Nos hizo reir mucho pero nos contó que muchos llegan y no lo saben, a pesar de ser la capital del trekking.  Lo bueno es que se puede estacionar y pernoctar en el estacionamiento para motorhomes que hay dentro del centro de informes.

Volvimos al Forastero con toda la información que pudimos retener y nos pusimos a planificar nuestra estadía en el pueblo. Cosa que fue en vano (como la mayoría de las veces) porque no cumplimos ni un poquito la lista de cosas para hacer.

Al día siguiente hicimos los senderos mas cortos: «Mirador de las Águilas» y «Mirador de los Cóndores». A pesar de sus nombres, no es habitual ver estas especies de aves en los miradores. Se los llama así porque uno te da una excelente vista de lo que es la Bahía Túnel y el Lago Viedma (Las Águilas) y el otro de todo el pueblo (Los Cóndores). Entonces uno imagina que las aves se paran ahí para tener una panorámica de los lugares.

 

Mirador de El Chalten y el Cerro Fitz Roy

Mirador de El Chalten y el Cerro Fitz Roy

Al día siguiente nos levantamos temprano y preparamos todo para hacer el sendero al Lago Torre. Según el folleto teníamos 3 horas de ida mas una hora extra si queríamos ir hasta el Mirador Maestri. Nosotros creíamos que, como no tenemos el mejor estado físico, las 3 o 4 horas iban a ser 5 o 6 en nuestro caso, pero no.

Luego de una hermosa caminata por el bosque y bordeando el río Fitz Roy llegamos a orillas del Lago Torre con el Cerro Torre y el Glaciar Grande detrás. Almorzamos y descansamos un rato para hacer la hora de mas e ir al Mirador Maestri. Yo me quede a mitad camino porque esa parte es sendero de piedras grandes y sueltas y mis piernas ya no me respondían bien. Ale, en cambio siguió con su objetivo de llegar, y llegó!

 

Lago Torre y Cerro Torre

Lago Torre y Cerro Torre

Lago Torre desde el mirador Maestri

Lago Torre desde el mirador Maestri

 

Mientras volvimos íbamos hablando de la poca fauna que nos cruzamos en comparacion al parque Torres del Paine y de como nos gustaría ver aunque sea al pájaro carpintero… unos metros mas y escuchamos el inconfundible «toc toc toc» y lo buscamos entre los arboles. Allí estaba, como si nos hubiese escuchado!

 

Pajaro Carpintero

Pájaro Carpintero

A pesar del cansancio al día siguiente, valió la pena. Lo bueno es que se llovió dos días seguidos, así que aprovechamos para recuperarnos.

El martes estábamos viendo cual era el próximo sendero a realizar cuando escuchamos unas voces familiares afuera y las tuchis nos avisaban que si, que alguien había. Salimos y nos re-encontramos con Jime y Andres que recién llegaban al pueblo.
Al otro día fuimos los 4 hasta el Chorrillo del Salto. Para llegar son 4 km que nosotros hicimos caminando. Faltando unos metros ya se escucha el ruido del agua al caer. La imagen del «chorrillo» en mi cabeza no tenia nada de parecido con lo que veía. Me lo imaginaba mas chico, mas «chorrillo» como le digo a las caídas de agua que se ven en la ruta por ejemplo, que es un hilo de agua pura con la que aprovechas para llenar alguna botella. Pero este chorrillo tiene un impresionante caudal!

Chorillo El Salto

Chorillo El Salto

Nuevamente, como es Ale, no se podía quedar solo con esa vista y busco subir para ver de donde venia toda ese agua. Bajó a buscarnos y, con la afirmacion de que había un sendero para llegar hasta allí, fuimos subiendo y vimos que mas atrás había un segundo «chorrillo» y que en el medio se hacia como una playita.

Ahí nos quedamos con Jime disfrutando del único sonido del lugar: el agua corriendo. Por lo menos a mi es algo que me tranquiliza, cierro los ojos y rápidamente me transporta a un estado de calma total. Es mas, filme unos segundos para tener y poner play en los momentos de tensión. Los hombres fueron tras la búsqueda de nuevos senderos o, mejor dicho, hicieron nuevos senderos buscando nuevos paisajes.

 

Margen superior izquierdo, ahi estan los aventureros!

Margen superior izquierdo, ahi estan los aventureros!


Emprendimos la vuelta y quedamos que al día siguiente iríamos hasta la Laguna de los Tres: tiempo aproximado de ida 4:30hs, desnivel en metros 750 y 12,5km para recorrer.

Nos encontramos a las 10 de la mañana con los chicos que nos presentaron a Claire (o Clara), una francesa que consiguió una pasantía de un mes dentro del parque.
Empezamos a caminar y el sendero nos recibía con una linda subida, lo que mas me cuesta. Algo recordaba de lo que nos había dicho el guardaparque, la ultima parte es la mas difícil, la pared de un cerro en subida super empinada que te lleva unos 45 minutos escalar pero que el paisaje de la laguna y el cerro Fitz Roy con un glaciar colgante lo valía.

Y si, hoy sentada escribiendo esto digo lo mismo. Pero cuando llegamos al pie del cerro y vi la subida empinada, les digo que lo dude y, de hecho, en la hora y cuarto que tarde en subirla Ale me habrá escuchado unas 15 veces decirle «para, para… no doy mas, ya fue, seguí vos y sacale muchas fotos para que lo vea» y otras frases mas pero todas en referencia a lo mucho que me costo el ultimo tramo del sendero.
Pero si, llegar y ver el indescriptible paisaje… lo vale.

Laguna de los Tres

Laguna de los Tres

Mientras íbamos bajando hacia las orillas de la laguna le digo a Ale «debe estar helada pero yo me tiro de cabeza» y de pronto escuchamos que alguien se da un chapuzón. Llevamos la mirada hacia el lugar y ¿quien estaba saliendo del agua? Andres! Así que hacia allá encaramos. Apenas llegamos me saque las medias y zapatillas, arremangue el pantalón y poco a poco fui metiéndome en el lago… ¡que hermosa y fresca sensacion! Pero mas de 5 segundos no se podía estar, eso si las piernas quedaban muy bien después.

Ale se tiro un clavado y también, en 5 segundos ya estaba afuera como renovado. El cuenta que sintió como el golpe en el agua helada le genero un shock interior, como llego a sentir que su cuerpo le decía «que paso-‘ que hiciste?» como retandolo.La vuelta no fue mas fácil ni menos difícil. La bajada la hicimos con Jime tranquilas, con la precaución de no caernos con las piedras sueltas y Ale detrás riéndose de nosotras. No volvimos por el camino que vinimos, sino que tomamos el desvío que nos llevo hasta la Laguna Capri: espejo donde el Fitz Roy se refleja siempre que alguien no juegue a tirar piedras al agua.

Hermoso espejo natural

Hermoso espejo natural

A las 9 de la noche ya estábamos caminando otra vez por el pueblo. Mis piernas no daban mas. Es que, si bien descansamos cuando llegamos y el agua fría ayudó, fueron horas de caminar, trepar, bajar pero que a todos recomiendo. Da miedo, sobretodo por el cartel que te advierte que solo deben seguir quienes estén entrenados, pero con tiempo y paciencia se llega a la cima.Antes de dejar el Chalten, el destino obligado era ir hasta el Lago del Desierto y hacer el sendero hacia el Glaciar Huemul.

Son 37km de ripio pero el paisaje es imperdible. Una vez que llegas, tenes para hacer un sendero que te lleva hasta un hito limite entre Argentina – Chile, pero como es de 5 horas ida y nosotros realmente no estábamos recuperados, no lo hicimos. Nos conformamos con un paseo de 40 minutos a orillas del lago.

A orillas del Lago del Desierto

A orillas del Lago del Desierto

A la tarde fuimos con los chicos a hacer el sendero hacia el glaciar que, como esta dentro de propiedad privada, se deben abonar $25 (precio nacional) para poder ingresar. Luego de un rato de estar caminando con el sonido del río en todo el recorrido, llegamos al glaciar Huemul con su lago del deshielo. Esta vez no nos costo llegar ni hacia calor como para darse un chapuzon. Aventureros si, ¡tontos no!

Glaciar Huemul

Glaciar Huemul

Al otro día ya nos despedimos de los chicos que volvían en bici y nosotros, al llegar al pueblo, preparábamos todo para seguir ruta y dejar este hermoso lugar muy recomendado para todos a los que le gusta estar en contacto con la naturaleza y, mas, a los que le gusta el trekking.

Nos quedaron senderos por hacer, pero siempre dejamos sin realizar algo y lo ponemos en la «lista de pendientes» así tenemos una excusa para volver y seguir viajando Por las Rutas del Mundo.