Llegamos al Calafate sabiendo que nuestra estadía iba a ser de varios días porque teníamos que renovar la licencia de conducir y, uno de los requisitos para hacerlo en otra ciudad, es tener domicilio en la misma. Con el nuevo DNI esto implica tener que hacerlo nuevamente y esperar 15 días a que esté listo.

La ciudad recibe turistas todo el tiempo y esto se ve por lo cuidada que esta la estética. Es más, parece que los adornos navideños acá lo usan todo el año.

Es que Calafate esta a 50km del ingreso al Parque Nacional Los Glaciares, y haciendo 30km mas se llega a las pasarelas que te dejan muy cerca del Glaciar Perito Moreno, la verdadera atracción del lugar.
Se pueden hacer varias excursiones pero, para nuestro presupuesto, hacerlas hubiera sido un sueño dentro de este. De todas formas, el hecho de estar ahí ya es impresionante e impagable.

El ingreso al parque cuesta $40 para argentinos, $15 para estudiantes y es gratis para residentes de el Calafate. Ale estrenó su nuevo domicilio y yo, como me olvidé la libreta universitaria, abone el precio normal.

Lo que sigue es un camino sinuoso que a la mitad tiene un cartel que dice “Mirador de los Suspiros”. ¿Por qué se llamará así? Y ahí nomas apareció él, el monstruo de hielo. Se lo ve de lejos, es verdad, pero ahí no hay pastilla de ansiedad que te ayude, queres llegar a las pasarelas ya!

Lo ves desde lejos, y queres hacer el camino restante lo más rápido posible

Como en el estacionamiento al ingreso de las pasarelas lo tienen reservado para los micros de las excursiones, nos hicieron estacionar abajo y nos indicaron que tomemos una combi gratis que nos subirá a las mismas.
Llegamos y empezamos a caminar y bajar las escaleras rápido para llegar a uno de los balcones. Lo miras, lo tenes de frente, tu cerebro empieza a sacar conclusiones de cómo algo así existe, cómo no se derrite, cuánto medirá realmente, desde cuándo estará y ahí caes en la cuenta que llevas varios segundos sin respirar y se producen los suspiros otra vez.

Para ser sinceros, sacamos más de 300 fotos pero no hay forma de transmitir lo que se siente cuando estás ahí en frente, tampoco encontramos palabras para describirlo: “inmenso”, “enorme”, “gigante”. Incluso si te digo que cuenta con un frente de 5km de longitud y que mide unos 60 metros sobre el agua, y que se calcula que mide debajo del agua lo mismo que afuera, lo que puedas imaginar mas lo que puedas ver en imágenes no se asemeja con estar sentado a unos 100 metros de él.

Y lo menciono como si fuera una persona porque se siente así, la energía que hay, los ruidos y movimientos que terminan en desprendimientos, te hacen creer que el glaciar está vivo. Y no es mentira! Si hasta juega a desprenderse justo cuando te das vuelta o cuando paras la filmación después de 10 minutos o se desprende del lado derecho, te ve que encaras rápido por la pasarela hacia ese sector y se desprende del lado que estabas.

Y así se nos pasaron 5 horas compartidas con el excelente trabajo de la madre naturaleza: el glaciar reposando en uno de los lagos más largos de la Argentina, el lago Argentino.

¿Qué habrá pensado el primer hombre que lo vió? Se preguntó Ale.

En fin, sin duda alguna recomendamos visitar este lugar.

Salimos del parque nacional y fuimos a pasar unos días al camping agreste del Lago Roca. Llegamos de noche porque calculamos las horas de día como si estuviéramos en Ushuaia. Así que donde creíamos que estábamos bien, ahí estacionamos y pasamos la noche: una forma de decir porque no se veía nada alrededor y se escuchaban todo tipo de ruidos provenientes de animales. Solo al caballo distinguíamos. Para nosotros estábamos en el medio de un pantano.

Al otro día fue hermoso ver el lugar donde estábamos, mirando al Lago Roca, con las montañas atrás. Nos juntamos con Jime y Andrés que estaban desde el día anterior. Fuimos a hacer un sendero y la lluvia nos sorprendió y se quedó por el resto del día y la noche.

El viernes parecía que iba a estar igual pero mejoró y nos dejó prender un fuego y pasar otra tarde compartiendo historias, momentos y sentimientos que trae esto de vivir La Vida de Viaje Por Las Rutas del Mundo.

El sábado a la tarde ya nos volvimos para el Calafate a prepararnos para nuestro próximo destino: El Chalten.