La lluvia no fue amiga nuestra durante el viaje, ni del Forastero. Las fotos y el estado en el que estaba lo demuestran. Pero en esta etapa empezamos a hacer las paces y aprovechamos todos los chaparrones de verano para identificar bien las goteras y sellarlas antes de empezar a armarlo de nuevo.
Comenzamos con la “Operación Impermeabilización”. Ale rasqueteó, limpió el techo y le puso un producto que se llama “venda elástica” en todas las uniones de chapas y remaches más 3 manos de impermeabilizante.
Ver como de una lluvia a otra, las goteras más graves estaban selladas, nos dio mucha tranquilidad. De todas formas, seguimos sin poder dormir bien cuando hay tormenta y menos en Buenos Aires, donde cada vez son más fuertes y llueve más en menos tiempo.
[Tweet «Viajar es una de las mejores formas de aprender y de superar miedos.»]
Avanzamos con las tareas en la habitación. Una vez que habíamos colocado anti oxidante a los hierros y los telgopores como aislación, (esta vez fue más fácil porque respeté mejor el orden) empezaba la fase en la que no teníamos la menor idea de cómo seguir.
Debíamos cortar las placas a la medida de las paredes con el hueco de la ventana incluido. Uno de los problemas fue que eran de 1,83mts de alto y el Forastero es de 1,79mts (a la altura de las paredes), es decir, no teníamos posibilidad de equivocarnos.
¿Entonces? ¿Cómo hacemos? Y a mí se me ocurrió la idea de colocar la placa y Ale desde afuera haría el hueco de la ventana. Todo muy lindo hasta que me tocó sostener desde adentro mientras el cortaba con la amoladora del otro lado. Me sentí en una película de terror como las de “Jason” o “Viernes 13”.
Cuando terminamos de colocar las paredes del cuarto, teníamos que poner las ventanas de nuevo. Aprovechamos e hicimos un cambio de burletes. Ahí entendimos porque nos entraba agua aun cuando estaban cerradas. ¡No tenían burletes! O estaban muy secos. Se deshicieron cuando los sacábamos.
El próximo sector que empezamos a rearmar fue la cocina. La ventana era de esas corredizas. Si llovía no podíamos dejarla abierta y si tenía que cocinar se llenaba la zona de condensación. Como nos sobraba una de las ventanas del otro lado que se abre para arriba, la cambiamos. Eso sí, no eran de la misma medida así que debíamos agrandar el hueco.
En este video mostramos el paso a paso de cómo lo hicimos. No se rían mucho de mis caras, el miedo a que me cortará como en las películas estuvo siempre.
Poner el techo resultó ser más difícil de lo que creíamos. Subimos y bajamos más de veinte veces porque siempre nos quedaba un milímetro de más por cortar. Nos hizo transpirar pero logramos ponerlo.
Otro tema que teníamos que arreglar si o si eran los respiraderos de la heladera. ¡Ahí si que entraba agua! Las sorpresas no paraban pero con un poco de ingenio y “hágalo usted mismo” pudimos ir resolviendo la mayoría de las complicaciones que se nos fueron presentando.
Hicimos lo mismo que con el techo, una vez que pasaron la prueba de varias lluvias, pusimos la pared. Pero con la primera tormenta fuerte vimos que no alcanzaban a desagotar, así que volvimos a tapar las rejillas por las dudas y hasta hoy sigue así. Lo positivo, si a esta altura ya tratamos de ver todo de esta forma, es que buscando cómo hacer para que no les caiga agua de golpe encontramos una posible solución: bota aguas. Y le terminamos colocando esto a las ventanas también.
Seguimos trabajando en colocar las placas. En estas fotos esta el paso a paso para poner la pared que será del baño. La ventana no costó tanto porque pusimos la misma que estaba.
Y si todo esto más lo que les contamos en la anterior publicación les parece mucho, todavía falta la mejor parte en la próxima.
felicitaciones chicos !!!!! va quedando lindo el FORASTERO
Gracias Elba!! Besos 🙂